domingo, 19 de abril de 2009

Democratizacion de la Educacion Universitaria

Hoy la Universidad es una institución que construye un conocimiento predilecto y funcional al proyecto hegemónico de la sociedad actual

Producto de nuestro convencimiento de que la política debe practicarse en todos los espacios, creemos que el ámbito institucional sirve para introducir discusiones propias de la comunidad educativa y profundizar las contradicciones de la estructura universitaria. Esto permite romper con la falsa dicotomía entre lo gremial y lo institucional.

Es un proyecto de construcción, su esencia es la de ser por siempre incompleto, entendiendo a la democratización como un proceso que no tiene fin, aunque sí avances. La democracia no se alcanza, es un valor al que se aspira y por lo cual continuamente debemos modificar nuestra forma de participación, y no sólo la forma de representación Se trata pues, de entender que todo proceso de democratización es por sí mismo un proceso de búsqueda, y por tanto no se circunscribe a una simple reforma de los estatutos referida a la modificación de las estructuras de participación. En esa búsqueda, en ese camino por recorrer, se trata de enarbolar y crear un proceso de continuo replanteo de la democracia, cimentado en un cambio en la lógica de participación que dinamice la institución desde su base misma y, porqué no también, de la misma sociedad.

Por lo dicho anteriormente, entendemos que a la hora de motorizar un verdadero cambio en la Universidad, entendiéndola como constructora de conocimiento, con el dinamismo y amplia participación que esto implica, es necesario cambiar la lógica de participación, ya no sólo propiciándola, sino abriendo el abanico a todos los sectores que de ella participan e incluso a los que todavía no acceden a ella; y en todos los lugares en los cuales se cuestiona, dirige y se lleva a cabo la construcción del conocimiento.

Es fundamental que tanto los estudiantes como los trabajadores de estos espacios de estudio contemos con las instancias para discutir y tomar decisiones que a todos nos afectan.

Es necesario que comencemos a trabajar por espacios de desición y trabajo que incluya a los tres estamentos.
* Generar espacios de encuentro y discusión entre estudiantes, docentes, funcionarios y autoridades.
* Participación constante, responsable y propositiva en todas las instancias existentes presentando la necesidad de una participación realmente activa de los estudiantes en ellas.
* Estrechar los lazos de confianza y trabajo con toda la comunidad estudiantil a través de la creación de los consejos estudiantiles revolucionarios.
* Generación de canales de conversación con la Universidad, gobierno y clase política, apuntando a la necesidad de producir cambios orgánicos.

En estos ultimos diez años de la Revolución Bolivariana, hemos alcanzados grandes logros, con la municipalización de la educación superior que ha realizado la Misión Sucre, la creación de la Universidad Bolivariana de Venezuela, Universidad del Deporte, la Escuela Latinoamericana de Medicina, y la apertura y masificación de la UNEFA; sin embargo tenemos muchas cosas pendientes, la democratización de escogencia de las autoridades de los institutos universitarios y politécnicos es una de ellas.

Hoy más que nunca cobra vigencia el pensamiento del maestro Simón Rodríguez “La fuerza material esta en la masa y la fuerza moral esta en el movimiento de la masa”. Nosotros los estudiantes debemos asumir nuestro rol histórico y generar espacios para la transformación de nuestras universidades, que han venido convirtiéndose en el reducto de un modelo que se niega a morir, pero que el pueblo venezolano está decidido a enterrar.

La democratización de la universidad, es una tarea que la Revolución Bolivariana debe emprender con muchísimo mayor ímpetu; no se trata de que, como han tergiversado desde el oposicionismo, se intervenga la educación superior. Por el contrario es necesario que un fuerte movimiento social, desde cada liceo, desde cada comunidad que luche y exija un proceso de democratizacion en cuanto a la escogencia de las autoridades universitarias sin más limitaciones que las derivadas de las aptitudes, vocación, aspiraciones y fundamentalmente los requerimientos para la construcción de la patria nueva, de la patria Bolivariana y Socialista, donde la justicia social, la inclusión y la dignidad derroten a la ignominia y la exclusión.

Una universidad que pretenda ser revolucionaria, que pretenda generar cambios en la concepción de la educación superior, debe partir de la discusión sobre la concepción del conocimiento. Para ello, se debe discutir sobre el conocimiento como herramienta de poder y sobre todo se debe, si se desea innovar en esto de ser una universidad revolucionaria, poseer un planteamiento serio sobre la concepción que de que Democracia se desea implementar en ella.

Lo interesante de este dilema, para cualquier universidad o espacio organizacional comunitario en nuestro país es que de principio esto está resuelto, ya que nuestra Constitución, desde una perspectiva de avanzada, establece la necesidad de profundizar la Democracia Participativa, como forma de respeto de la soberanía popular, intransferible, que invita a asumir protagónicamente este derecho y este deber.

Parece éste un principio tan elemental, pero a su vez tan antagónico con la realidad que viven nuestras universidades, que se podría decir que en ellas todavía no ha llegado siquiera el deseo de la revolución. Pero lo más lamentable es que en nuestra universidad, esté tan distante de generar espacios, no sólo de democratización de los procesos internos, sino, de democratización de las relaciones con las comunidades.

Una universidad nacida en revolución, en medio de un proceso tan complejo como lo es la transferencia de poder de las instituciones cuarto republicanas al poder popular, debería estar haciendo aportes en el plano de la investigación acción participativa, socioconstruccionista, debe tener como horizonte fundamental investigar, generar nuevas tecnologías, desde las ciencias sociales y desde las ciencias “duras”. Todo esto pasa, sin duda, por una vertiente necesaria, la masificación de la Educación Superior. Implica la posibilidad de democratizar la relación pueblo-universidad, la masificación de la educación superior no se puede lograr desarrollando micro fascismos, como en la actualidad, la masificación se logra cuando las comunidades se empoderan de la universidad y la hacen suya.

La operacionalización de un proceso de democratización masificadora , que sirva de ejemplo para la educación superior, pasa por la creación y transferencia a los consejos estudiantiles revolucionarios, que se integren por la comunidad universitaria , del poder universitario y de igual a igual se desarrolle un diagnóstico participativo de las necesidades formativas, informativas y de investigación que requieren las comunidades, y la universidad sea el instrumento para el logro de los objetivos.

Un país que desee desarrollo, debe pasar por el reconocimiento de la universidad como el espacio de la universalidad del pensamiento, que se encuentra para crear nuevos saberes.